viernes, 22 de agosto de 2008

Breve crónica de un caos

JUJUY- ARGENTINA.

Breve crónica de un caos

Me pregunto como empezó, como surgió el caos, cual fue la primer pregunta que desencadeno todo, cual fue la palabra que quedo desprendida flotando en el aire como una bomba de Hidrógeno.

Mientras se escriben estas líneas, un hombre mata a una mujer, un joven se inmola, un niño muere de hambre, un padre llora a su hijo, una mujer da a luz, niños juegan, otros duermen, otros sufren y en algunos lugares la gente simplemente se despierta.

Repaso la historia del mundo, de viaje por sus delgadas páginas me detengo en la Alemania Nazi, en esa época oscura, en esos campos arios desvastados por el odio, llegan a mí testimonios como los de Primo Levi y Liana Millu ellos me hablan de otra humanidad casi desconocida, esa humanidad que surge en esos momentos llenos de ferocidad humana momentos en que el otro se ve consumido y proclive a desaparecer.

En la Argentina de Videla, Ongania, Menéndez, en la Argentina de los “Buenos Muchachos”la historia se volvió a repetir, porque no hacen falta seis millones de historias, una madre que llora a su hijo cubre a esos seis millones llorados por todos. Cuanta tristeza para aquellos que estuvieron desandando el infierno una y otra vez, para esas familias quebradas y parias...

Tenemos un deber que cumplir para que no vuelvan el odio y desenfreno de unos a llenar de exilio y miedo las voces de nuestros hijos, hermanos y padres, un deber para que las heridas sanen, el deber de la memoria, de la sana memoria, el virtuosismo para aprender de las diferencias del otro, porque un pueblo para fundarse y crecer necesita de lo heterogéneo de ese pensar diferente, la base de la democracia.

Hay que recuperar lo Humano de cada uno, para ello es necesario acercar a este nuevo “hombre posmoderno” tan consumista e individualista a aquel nostálgico “hombre kantiano” crítico y con espíritu reaccionario, es necesario buscar dentro, tomar conciencia, concientizar a otros, movilizar al poder de turno tocarles el hombro y recordarles que responden, que “deben” responder al pueblo, dar un cimbronazo a la base para que abdiquen sus intereses a la voluntad popular...

Las luces se encienden en la calle, el día se extingue, mi paseo por el mundo acaba, las historias se aglutinan en mi lapicera, pero guardo el tedio de las palabras que hoy ya no quieren escribirse.

Maria del Mar Toledo.

“Quien quema a los libros termina tarde o temprano quemando a los hombres”

Heine


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