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Mercedes hoy vive en este
lugar, con sus 3 hijos menores de 11, 6 y 2 años. Un asentamiento en San Salvador de Jujuy, al que se llega cruzando el río a pie, después de pasar por un camino oscuro, sinuoso, que de noche se convierte en un escenario de terror, donde la inseguridad y la falta de comunicacion les hacen largas las noches. En este lugar y sin tener otra opción tuvo que levantar esta humilde casa hace 4 meses. Y humilde, tal vez, no seria el adjetivo exacto e inclusive le quedaría grande, porque esta pequeña vivienda, esta cubierta por plásticos, no cuenta con baño ni cocina, y obviamente, seria un sueño pensar en agua, luz o gas.
Cuando me llamaron para que vaya a hacer un informe a este lugar, Mercedes y sus hijos no comían hace dos semanas, y las terribles consecuencias de esta realidad se notan en sus ojos, en sus cuerpos y sin ninguna duda, en sus almas.
Esta familia hoy vive de donaciones que consiguieron después de que el caso tomo carácter mediático, porque aunque ella golpeo puertas para conseguir ayuda de aquellos que deberían hacerse cargo de los derechos de todos y si no quieren de todos por lo menos de los niños, no consiguió nada y solo la llenaron de tramites burocráticos engorrosos que no terminan nunca y que, además, implican gastos que, OBVIAMENTE, esta mujer no puede afrontar.
¿Saben cual es la solución que Mercedes eligió para salir de esta situación? Mandar a la nena mas grande a vivir con la abuela y dar en adopción al hijo de 6 años. Seguro todos estarán pensando en lo terrible de esta elección, algunos pensaran en cómo una madre puede hacer algo así, y tal vez otros prefieran decir que tal vez de esta forma los niños tendrán una mejor calidad de vida. Yo me pregunto ¿quiénes somos nosotros para juzgar estas decisiones? ¿Con qué autoridad sentenciamos a esta mujer que hoy encuentra como única salida dar a sus niños a otros, si no somos capaces de hacer nada para que ni Mercedes ni ninguna mujer en el mundo tenga que tomar una decisión tan terrible?
Entendí que a los que deberían dar la cara y subsanar este problema, antes de que sea demasiado tarde, no les importa hacerlo, solo responden con algunos bolsones, como para no perder la costumbre del clientelismo tan cotidiano en nuestra realidad, y solo cuando la cuestión se hace publica y con el objetivo de acallar aquellas voces que en algún futuro puedan traer mayores inconvenientes a su gestión.
Por eso hoy escribo este mail a ustedes que son las personas en las que confió y para 
que el que lo sienta se lo mande a aquellos en los que cree, no solo con la intención de que el que quiera ayudar a cualquier Mercedes del país lo haga, si no para que no nos olvidemos que en este año tan importante, también podemos festejar el bicentenario comprometiéndonos en crear desde nosotros una sociedad mas justa, en dejar de criticar y quejarnos y empezar a hacer patria formando parte de un proyecto real, donde desde el lugar de cada uno aportemos para que el bicentenario no quede solo en la memoria de los argentinos como una gran fiesta si no como el momento en que todos nos sentimos parte de lo mismo y empezamos a trabajar para que ninguna persona dentro de nuestra Argentina quede olvidada y sin la posibilidad de soñar un futuro mejor.
Magdalena Núñez
Licenciada en Trabajo Social
M.P. 1430
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