martes, 3 de noviembre de 2009

ESPACIOS EN MOVIMIENTO ...


Se denomina “Galpones” y fue presentado por José Luis Contreras, egresado de la Escuela de Ciencias de la Información. José Luis Contreras, jujeño, egresado de la Escuela de Ciencias de la Información (ECI) de la Universidad Nacional de Córdoba, presentó como trabajo Final de la Licenciatura en Comunicación -orientación Audiovisual- el documental Galpones. Espacios en movimiento.

El trabajo, basado en las experiencias y testimonios de los trabajos comunitarios que se realizan en su provincia natal -Jujuy-, recibió el premio al “Mejor Video Documental” en la IX Expocom Argentina 2009. La Expocom es organiza por la Federación Argentina de Escuelas de Comunicación Social.

Galpones, ya proyectado en el Cineclub Municipal Hugo del Carril y en el ciclo Universidad Abierta de Canal 10 (Córdoba), se configura como un testimonio documental del Jujuy oculto a los visitantes de la provincia norteña, “el Jujuy Lado B”, dice Contreras.

Haciendo Escuela le realizó una breve entrevista al egresado ECI, que asegura que en su trabajo, en donde queda al descubierto la formación política intelectual de los comunicadores de la ECI, “la historia supera cualquier virtuosismo tecnológico”.

¿Por qué la elección de este espacio para ser reflejado en tu trabajo?

La idea surge de una inquietud que se fue dando con el tiempo. No quería quedar atado a temas comunes que siempre como clichés son utilizados para tratar temáticas de mi provincia: el Carnaval, la Quebrada de Humahuaca, el snobismo turístico de extranjeros recorriendo cerros. Que tienen un acercamiento más a la planificación de un guía turístico que a una inquietud social. Quizás la profundización de estos temas nos lleve por verdaderos conflictos que se ocultan, la depredación paisajística, la comercialización de la tierra y la mercantilización de la cultura nativa. Creó que allí están los puntos en cuestión, releer los discursos predominantes y empezar a escribir la perspectiva propia. Dónde están los “lados B” del paisaje jujeño. Y la búsqueda me llevó a conocer, o mejor dicho reconocer, este espacio que forma parte de ese “lado B” de Jujuy, nunca había entrado a esos Galpones, no conocía a nadie, no tenia nombre propio y con el tiempo pasé a ser José Luis. Yo creo que ellos me eligieron, mi historia estaba escrita para cruzarme con este espacio y con su gente. Esto no fue casual, sino causal, debía darse. Esa inquietud por mi gente de Jujuy se hizo corpórea una semana de febrero del 2008, y a partir de allí sabia que esté lugar sería el Documental y su gente los protagonistas.

¿Cuál consideras vos que es el germen de este trabajo comunitario que se refleja en tu trabajo?

Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen. Hay una imagen en el documental que creo que sintetiza mucho su esencia. En esta imagen se ve a una mujer sentada tejiendo en uno de los galpones y en la profundidad del campo se ve a un joven entrenando boxeo. Cada uno ocupado en su labor, atento. Y no es una situación forzada sino es una situación cotidiana que viví muchas veces recorriendo estos lugares. Santillán hablando de política y niños jugando a su lado, clases de quechua a la izquierda y de italiano a la derecha, manualidades y cotillón en una mesa y en la otra física y química. El sonido de una zampoña y al compás el rasguido de la guitarra. Estas situaciones dicen mucho de un lugar. Desde allí germina todo. De la discusión y el enfrentamiento se pasa a la planificación de acciones. Luego de practicar tela acrobática y teatro me siento para hablar sobre contaminación ambiental. Claro está que no es un lugar idealizado, toda acción humana es perfectible, no todo son rosas, existen las espinas. La mirada del documental deja esa puerta abierta e invita a conocer la experiencia en primera persona, y sumar a la realidad representada en el documental otras visiones.

¿Consideras a estos espacios como sectores marginados del mundo que se representan en los medios audiovisuales?

Yo creo que a la marginación social que incluye lo económico, lo educativo y lo laboral, se suma la marginación mediática. Y dentro de la lógica de los medios, lo que no aparece en ellos, simplemente no existe .Muchas veces vemos en la televisión lecturas superficiales sobre cortes de ruta, marchas que realizan muchas organizaciones sociales y siempre la mirada está enfocada al automovilista que llega tarde a su trabajo y que ve que se derecho a circular es cercenado y que un grupo de “piqueteros”, “desocupados” o “activistas”, son los culpables del caos de transito. Pero nunca el micrófono se direcciona hacia la gente que está en las marchas, muchos de ellos no son desocupados, sino que constantemente activan cosas, enseñan, estudian, caminan por lugares que muchos no conocen. Sus luchas no se reducen al solo pedido de trabajo. El horizonte de acción es mucho más amplio al reflejado por los medios de comunicación. La lucha ambiental, la soberanía alimentaria, la reivindicación de los pueblos originarios. Mucha gente no sabe que en cercanías de un pueblo muy pequeño de la Puna Jujeña se quiere imponer un emprendimiento minero a cielo abierto y que la resistencia de los pobladores va creciendo, en una lucha por demás desigual. ¿Los medios reflejan eso? Claramente no. Uno tiene que buscar lo alternativo, explorar y reconocer para luego reflejar, poder entender y comprender, para que muchos discursos y acciones al margen de los medios de comunicación , puedan emerger y lograr la tan ansiada pluralidad de voces.

Según tus palabras, el trabajo fue realizado con una cámara y su sola presencia, ¿eso desmitifica la idea de la hegemonía teconológica para lograr un buen documento audiovisual?

Hay una frase de Glauber Rocha, el creador del Cinema Novo Brasileño, que dice: “Una idea en la cabeza. Una cámara en la mano”. Estas palabras me marcaron mucho y la primera vez que la leí fue en una Muestra de Cine Documental Argentino que se hizo en el 2007, en Buenos Aires. Y creo que en todo ese proceso que me llevó hacer el Documental “Galpones…”, siempre tuve un objetivo claro. Obviamente con todos los miedos que uno puede tener, sensaciones encontradas y complicaciones. Solo tenía una cámara muy pequeña, más cercana a una cámara de fotos, no hubieron luces, asistentes, ni grandes micrófonos. Tuve que hacer ser y hacer mi propia tecnología. Mi trípode (el más barato del mercado) me sirvió para planos fijos y fue un improvisado steady Cam para los travellings de acompañamiento, el micrófono corbatero fue direccional y en otras oportunidades ambiental, la iluminación se la debo al sol y al impredecible movimiento de las nubes, la tecnología se fue haciendo en el trascurso del documental.

A tus palabras le debo agregar que el trabajo “fue realizado con una cámara, su presencia, que es mi mirada y sobre todo con una idea en la cabeza”. Y esto desmitifica esa idea de la hegemonía tecnológica, a la cual todos tememos. En lo referente al documental pude superar ese miedo gracias al apoyo de mi familia que invirtió lo que no tenia para que yo siguiera adelante y con el transcurrir de los meses la tecnología pasó a ser lo que debía ser: una herramienta y no un condicionante hegemonizador. Y eso se refleja en el Documental, en donde la historia supera a cualquier virtuosismo tecnológico, y la simpleza se establece como un gancho que lo recorre de principio a fin.


1 comentario:

la fábrica dijo...

Saludos desde Cba, ente, un abrazo enorme, nos vemos pronto. José Luis Contreras