sábado, 14 de septiembre de 2013

SEGUNDO JUICIO DE LESA HUMANIDAD EN JUJUY


El Tribunal Oral Federal de Jujuy escuchó el testimonio de la hija de una víctima de la dictadura cívico militar, en el marco de la audiencia del segundo juicio de lesa humanidad que se lleva a cabo en Jujuy en las causas Dominga Alvarez de Scurta y Osvaldo Gregorio Giribaldi y otros, todos fallecidos.

El Tribunal que preside Fátima Ruíz López e integran los vocales Daniel Morín y Federico Díaz, escuchó al comienzo el testimonio de Claudia Scurta, hija de Dominga, militante del ERP, quien fue secuestrada de su casa en avenida Fascio el 26 de mayo de 1976.

Claudia, que en ese entonces tenía 15 años, contó que aquella tarde vio al comisario Ernesto Jaig, el más temido represor que tuvo la policía, quien luego de golpearle la puerta de calle, ingresó y le pidió que lo llevara hasta el dormitorio de su madre.

Relató que "revolvieron todo" en dos horas y encontraron libros y documentos, pero evidentemente no conocían a su madre.

Recordó que la policía hizo subir al bioquímico Sleibe Rahe para que sirviera de testigo del allanamiento, y cuando llegó su madre se presentó diciendo "a mí es a quien buscan".

En medio de la tensión, Dominga pidió ir al baño y se hizo acompañar por Claudia, y luego ingirió todas las pastillas de un frasco que identificó como un sicofármaco, "lo que me pareció una locura", dijo.

En un patrullero la llevaron al Hospital "Pablo Soria" para hacerle un lavaje, y mientras estaba esperando por ella "tuve una sensación espantosa", contó.

La joven Claudia fue llevada hasta el Comando Radioeléctrico, en la central de policía, permaneciendo en el lugar hasta el día siguiente, en que la liberaron alrededor de las 9.

A su regreso, dijo, "mi casa estaba dada vuelta y mi vida estaba dada vuelta".

Su abuelo Secundino Alvarez, relató, la llevó a los dos días a ver a su madre en la policía y la vio "golpeada", pero además le habían roto los lentes de contacto y una astilla se le incrustó en un ojo.

"Yo le pedí que aguante y ella me dijo que no podía" y tras una semana la llevaron al Servicio Penitenciario.

Un mes más tarde supieron que la habían matado y el cuerpo apareció en Alto Padilla, una zona rural de jurisdicción del Ejército.

"Nadie quiso reconocerlo, creo que mi abuelo no quiso enfrentar la realidad" y lo que había pasado se hizo evidente en 1984, cuando su cuerpo fue exhumado en el cementerio de Yala y tenía puesto el abrigo que Claudia vio colgado en la oficina policial.

"Mi abuelo fue a hablar con Bulacio (Néstor) jefe del Area 23, y Braga (Mariano), condenado a prisión perpetua en el primer juicio (por crímenes de lesa humanidad en la provincia), e incluso le escribió una carta a Videla, que no contestó", dijo.

Además del caso de Scurta, en este juicio se investiga también la responsabilidad de los imputados en la desaparición de Osvaldo Giribaldi, Jaime Lara Torres, María Alicia del Valle Ranzoni, Juana Francisca Torres Cabrera, Pedro Eduardo Torres Cabrera y Jorge Turk Llapur, sacados del penal de Gorriti el 10 de junio de 1976.

Los procesados son Luciano Benjamín Menéndez, apartado del juicio, ex interventor del Servicio Penitenciario, Antonio Orlando Vargas, y los guardia cárceles Carlos Ortiz, Ricardo Ortiz, Mario Gutiérrez, Herminio Zárate y César Díaz, quienes formaron parte de los grupos de represión en el penal de Villa Gorriti, que fue un centro clandestino de detención de la dictadura en Jujuy.

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